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dos grandes arqueólogos, Percy Dauelsberg y Junius Bird con uno de los Quipús mejor conservados y más grandes que se han encontrado. Fue en Mollepampa, Valle de Lluta-Arica [instrumento de hilos con nudos utilizado en el Imperio Inca para registrar datos]

Inca Garcilazo de la Vega refiriéndose a los quipus empleados por los Incas, señala:

 

“En suma, decimos que escribían en aquellos nudos todas las cosas que consistían en cuenta de números, hasta poner las batallas y reencuentros que se daban, hasta decir cuántas embajadas habían traído al Inca y cuantas pláticas y razonamientos había hecho el rey.

Pero lo que contenía la embajada ni las palabras de razonamiento –ni otro suceso historial- no podían decirlo por los nudos porque consiste en oración ordenada de viva voz o por escrito, la cual no se puede referir por nudos.

Porque el nudo dice el número, más no la palabra.

Para remedio de esta falta tenían señales que mostraban los hechos historiales hazañosos o haber habido embajada, razonamiento o plática hecha en paz o en guerra.

Las cuales pláticas tomaban los indios quipucamayus de memoria en suma, en breves palabras y las encomendaban a la memoria y por tradición las enseñaban a los sucesores, de padres a hijos y descendientes, principal y particularmente en los pueblos y provincias donde habían pasado.

Y allí se conservan más que en otra parte, porque los naturales se preciaban de ellas”.

 

Alonso de Ovalle[ se refiere al uso de los “quipos” por los indios de Chile.

 

Decía: “No tenían el uso del leer y escrebir, pero suplen esta falta con sus quipos, que son unos cordeles mas y menos gruesos, en que hacen variedad de ñudos, con que se entienden para acordarse de las cosas de que han de dar razón”.

 

Diego de Rosales, relata que para convocar un consejo de guerra, el Toqui enviaba una flecha ensangrentada y “unos ñudos en un cordón de lana colorada”, que llaman “cuprom”, que señalan el día en que había de hacerse el alzamiento.

Estando en Chiloé, Rosales vio el uso de estos “cuprom” entre los Puelches, es decir en territorios que nunca formaron parte del Imperio Incaico.

 

Al igual que el Inca Garcilazo, Alonso de Ovalle en su descripción del uso de estos “quipos”, destaca la capacidad de memoria de los indígenas:

 

“Ayúdales para esto mucho la felicidad de su memoria, que la tienen tan retentiva que se acuerdan de cosas muy antiguas como si las tuvieran presentes, y cuando ellos desembuchan, que es al tiempo que empiezan a calentarse con el vino, es cosa maravillosa las antiguallas que refieren; no queda entonces agravio ni injuria que se les haya hecho, o a sus antepasados, que no la repitan, refrescando la memoria de cosas ya olvidadas”.

 

Medina[, por su parte, citando a Gonzáles de Nareja, indica que los indios hacían que desde chicos aprendiesen de memoria sus hijos, “ciertos versos que les tienen compuestos de todas las ofensas que han recibido de sus enemigos, haciéndoles que los canten para que en todo tiempo les provoquen a la venganza”

 

Los quipus se confeccionaban principalmente con algodón, lana de llama o alpaca. También se podían combinar materiales; por ejemplo, muchos quipus de algodón poseen fibras de camélidos intercaladas.

 

Los quipus se tejían con los hilos en estado natural, sin tratamiento previo, utilizando husos portátiles o simplemente a mano.

Constan de una cuerda principal –la cuerda primaria– gruesa, de la que penden diferentes cantidades de cordeles. La información que se deseaba ‘anotar’ se realizaba por medio de nudos, retorcidos y tintes en las fibras; en algunos quipus complejos, de los cordeles secundarios colgaban a su vez otras cuerdas.

Aunque el quipu no es una forma fonética de escritura –es decir, los nudos, colores e hilados no representan sonidos–, se puede considerar un sistema de grafía en un sentido más amplio: son un conjunto de marcas visuales o táctiles, ordenadas para encerrar y transmitir datos.

Es, de hecho, un sistema de notación tridimensional: los retorcidos, los nudos y la combinación de colores guardan y transfieren información.

Las fibras se anudaban o retorcían en sentido horario o antihorario: la direccionalidad podría dar información sobre el tipo de dato almacenado o quizás sobre la identidad étnica o el rango del quipucamayoc.

 

Los nudos de los quipus están organizados mediante el sistema de numeración decimal: los nudos de menor valor son los más alejados de la cuerda primaria –al final del cordel colgante–; los nudos en forma de ocho representan el número 1, los nudos largos señalan las cantidades del 2 al 9 –dependiendo del número de vueltas– y el nudo simple–con una sola vuelta– representa las decenas, centenas, millares, etc. dependiendo del lugar que ocupa en el cordel colgante –debajo, como ya se ha comentado, se sitúan las unidades, en el siguiente nivel las decenas, sobre ellas las centenas y así sucesivamente, multiplicándose el valor por 10 al aumentar un nivel–. Los quipucamayoc sabían representar el cero, como la ausencia del nudo en el nivel correspondiente:

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Uploaded on December 25, 2015
Taken on December 25, 2015