el arma de caballeria en el siglo XX, al parecer lanceros de Regimiento Dragones
Regimiento Cazadores de Baquedano en desfile ¿que avenida es esta?
el origen de la caballería chilena está en el Cuerpo de Dragones de la Frontera, unidad de mediados del siglo XVIII, que con fecha 18 de diciembre de 1810 se constituyó como Escuadrones Veteranos de Caballería Húsares de Santiago, cuyo mando recayó en la persona del Coronel graduado don José Joaquín de Toro y Valdés. Esta misma unidad, pero con el nombre de Escuadrones de Dragones, participó en el Ejército de los Andes al mando del Coronel Ramón Freire, el año 1817, atravesando la cordillera por el Paso El Planchón.
En esta perspectiva, se trata aquí de la única unidad militar chilena que puede evidenciar presencia, al menos por ahora, en el Ejército de los Andes, comandado por el general José de San Martín. En consecuencia, el cuerpo fundacional de la caballería chilena está en los Dragones de la Frontera, que con el tiempo adquiriría la denominación de Húsares.
En 1811, José Miguel Carrera, primer comandante en Jefe del Ejército, dio rango institucional a las unidades militares, sin embargo las listas de revista de comisario de 1811 seguían considerando a los Húsares como Dragones de Chile (cfr. Luis Valencia Avaria; volumen 238, pieza 4209).
Asimismo, ha sido posible evidenciar que la mayoría de los oficiales del regimiento de caballería de Fernando VII prestó servicios en el Ejército de los Andes. Este había sido creado en 1810, antes de la formación de la primera Junta Nacional de Gobierno.
Debe tenerse en cuenta, además, que el concepto actual de armas y servicios no se hallaba claramente definido en los siglos XVIII y XIX, por lo que los oficiales podían servir indistintamente en la caballería o en la infantería. Es esta la razón de que la lista de revista de comisario del batallón de infantería Granaderos de Chile, del año 1811, considere, entre otros, al subteniente don Santiago Bueras, héroe de la batalla de Maipú, tradicionalmente vinculado al arma (concepto actual) de Caballería.
La artillería tuvo en Chile orígenes bastante más complejos. Hacia 1710 se crea el primer regimiento real de artillería española en Chile, situación que buscaba reunir bajo un solo mando a todos los núcleos o unidades dispersas que obedecían al concepto de “artilleros.” El año 1756 se crea el cargo de Director General de Artillería, el que se mantiene hasta los inicios de la República. En el reino de Chile, bajo la dirección general de la artillería existían: una batería veterana de la Frontera, una batería veterana en Valparaíso, una batería de tropas regladas en Coquimbo, una batería de tropas urbanas de pardos en Santiago, a las que se unían piezas de Huasco, Talca, Juan Fernández y Valdivia.
En cuanto a las designación de estas unidades, la historiografía habla de Cuerpo, sin embargo la lista de revista de comisario acusa el nombre de Brigada de Artillería, cuyo mando recae en la persona del Coronel del Reino y de la Primera Junta, don Francisco Javier de Reyna, existiendo por ello continuidad artillera en lo que va del reino de Chile a la Primera Junta Nacional de Gobierno.
La investigación realizada permitió establecer que en la lista de revista de comisario de la unidad de artillería de 1810, figura don Luis Carrera, hermano de don José Miguel. La fuerza inicial de la brigada era de 280 soldados. La misma fuente señala que entre los mandos de la Brigada de Artillería estaban secretamente comprometidos para entregar sus servicios a la causa de la emancipación los oficiales Blanco, Carrera, Oller, Rodríguez Zorrilla, Valdés, Quezada, Gamero, Mujica y Brunel. La información fue obtenida en la Contaduría Mayor, disponible en 13 volúmenes, y en la Historia General de Chile, de Barros Arana.
Finalmente, el arma de infantería, según lo revelan las fuentes primarias consultadas, aparece a mediados del siglo XVIII con el Batallón de Infantería de Concepción, ratificada por el veedor General Don Joaquín del Río, existiendo continuidad y presencia del arma de infantería en cada ciudad de Chile, tanto en las unidades de línea o veteranas, cuerpos de milicias regladas, provinciales y urbanas, hasta llegar al batallón de infantería Granaderos de Chile.
A modo de conclusión, indica el general Alliende Figueroa, podríamos señalar que las unidades de 1810 no fueron unidades nuevas u originales sino antes bien unidades reorganizadas a partir de aquellas que se hallaban presentes en Santiago, a las que se asignaron nombres como Granaderos, Húsares y Cuerpo de Artillería. La serie de cambios que abarcaría la Patria Vieja van desde los cuerpos creados por la Junta, hasta la formación de milicias, aspecto que el mismo Carrera privilegiaría. Con todo, este primer experimento de un ejército patriota culminaría en la plaza de Rancagua, el 2/10/1814.
El mismo O’Higgins, por su parte, no contaba entre sus fuerzas con ninguna de las unidades creadas por la Junta, las que habrían permanecido con los hermanos Carrera. Al respecto, el libro de Julio Bañados Espinosa, “La batalla de Rancagua: sus antecedentes y sus consecuencias,” no habla de los nombres de las unidades, ni siquiera en Lircay, con lo cual es dable pensar que el ejército de 1810 se fue diluyendo paulatinamente a lo largo de la Reconquista.
A mayor abundamiento, podemos señalar que en 1811, José Miguel Carrera envió mil soldados a Buenos Aires para ayudar a la naciente república Argentina a enfrentar la invasión inglesa del Río de la Plata. De esos mil hombres, trescientos eran veteranos, los otros setecientos fueron reclutados para este efecto. Más tarde regresarían a Chile con el Ejército de los Andes y se incorporarían a distintas unidades para servir, por consiguiente, bajo mandos distintos, chilenos o argentinos.
Finalmente, y luego de la victoria de Chacabuco (12/2/1817), las unidades militares sufrirán nuevas reorganizaciones y mutaciones, cortando de este modo los últimos vestigios que las unían a las antiguas designaciones peninsulares e identificándose, esta vez, con el ejército que cruzó la cordillera.
tomado de un artículo del Brig. Gabriel Alliende Figueroa
el arma de caballeria en el siglo XX, al parecer lanceros de Regimiento Dragones
Regimiento Cazadores de Baquedano en desfile ¿que avenida es esta?
el origen de la caballería chilena está en el Cuerpo de Dragones de la Frontera, unidad de mediados del siglo XVIII, que con fecha 18 de diciembre de 1810 se constituyó como Escuadrones Veteranos de Caballería Húsares de Santiago, cuyo mando recayó en la persona del Coronel graduado don José Joaquín de Toro y Valdés. Esta misma unidad, pero con el nombre de Escuadrones de Dragones, participó en el Ejército de los Andes al mando del Coronel Ramón Freire, el año 1817, atravesando la cordillera por el Paso El Planchón.
En esta perspectiva, se trata aquí de la única unidad militar chilena que puede evidenciar presencia, al menos por ahora, en el Ejército de los Andes, comandado por el general José de San Martín. En consecuencia, el cuerpo fundacional de la caballería chilena está en los Dragones de la Frontera, que con el tiempo adquiriría la denominación de Húsares.
En 1811, José Miguel Carrera, primer comandante en Jefe del Ejército, dio rango institucional a las unidades militares, sin embargo las listas de revista de comisario de 1811 seguían considerando a los Húsares como Dragones de Chile (cfr. Luis Valencia Avaria; volumen 238, pieza 4209).
Asimismo, ha sido posible evidenciar que la mayoría de los oficiales del regimiento de caballería de Fernando VII prestó servicios en el Ejército de los Andes. Este había sido creado en 1810, antes de la formación de la primera Junta Nacional de Gobierno.
Debe tenerse en cuenta, además, que el concepto actual de armas y servicios no se hallaba claramente definido en los siglos XVIII y XIX, por lo que los oficiales podían servir indistintamente en la caballería o en la infantería. Es esta la razón de que la lista de revista de comisario del batallón de infantería Granaderos de Chile, del año 1811, considere, entre otros, al subteniente don Santiago Bueras, héroe de la batalla de Maipú, tradicionalmente vinculado al arma (concepto actual) de Caballería.
La artillería tuvo en Chile orígenes bastante más complejos. Hacia 1710 se crea el primer regimiento real de artillería española en Chile, situación que buscaba reunir bajo un solo mando a todos los núcleos o unidades dispersas que obedecían al concepto de “artilleros.” El año 1756 se crea el cargo de Director General de Artillería, el que se mantiene hasta los inicios de la República. En el reino de Chile, bajo la dirección general de la artillería existían: una batería veterana de la Frontera, una batería veterana en Valparaíso, una batería de tropas regladas en Coquimbo, una batería de tropas urbanas de pardos en Santiago, a las que se unían piezas de Huasco, Talca, Juan Fernández y Valdivia.
En cuanto a las designación de estas unidades, la historiografía habla de Cuerpo, sin embargo la lista de revista de comisario acusa el nombre de Brigada de Artillería, cuyo mando recae en la persona del Coronel del Reino y de la Primera Junta, don Francisco Javier de Reyna, existiendo por ello continuidad artillera en lo que va del reino de Chile a la Primera Junta Nacional de Gobierno.
La investigación realizada permitió establecer que en la lista de revista de comisario de la unidad de artillería de 1810, figura don Luis Carrera, hermano de don José Miguel. La fuerza inicial de la brigada era de 280 soldados. La misma fuente señala que entre los mandos de la Brigada de Artillería estaban secretamente comprometidos para entregar sus servicios a la causa de la emancipación los oficiales Blanco, Carrera, Oller, Rodríguez Zorrilla, Valdés, Quezada, Gamero, Mujica y Brunel. La información fue obtenida en la Contaduría Mayor, disponible en 13 volúmenes, y en la Historia General de Chile, de Barros Arana.
Finalmente, el arma de infantería, según lo revelan las fuentes primarias consultadas, aparece a mediados del siglo XVIII con el Batallón de Infantería de Concepción, ratificada por el veedor General Don Joaquín del Río, existiendo continuidad y presencia del arma de infantería en cada ciudad de Chile, tanto en las unidades de línea o veteranas, cuerpos de milicias regladas, provinciales y urbanas, hasta llegar al batallón de infantería Granaderos de Chile.
A modo de conclusión, indica el general Alliende Figueroa, podríamos señalar que las unidades de 1810 no fueron unidades nuevas u originales sino antes bien unidades reorganizadas a partir de aquellas que se hallaban presentes en Santiago, a las que se asignaron nombres como Granaderos, Húsares y Cuerpo de Artillería. La serie de cambios que abarcaría la Patria Vieja van desde los cuerpos creados por la Junta, hasta la formación de milicias, aspecto que el mismo Carrera privilegiaría. Con todo, este primer experimento de un ejército patriota culminaría en la plaza de Rancagua, el 2/10/1814.
El mismo O’Higgins, por su parte, no contaba entre sus fuerzas con ninguna de las unidades creadas por la Junta, las que habrían permanecido con los hermanos Carrera. Al respecto, el libro de Julio Bañados Espinosa, “La batalla de Rancagua: sus antecedentes y sus consecuencias,” no habla de los nombres de las unidades, ni siquiera en Lircay, con lo cual es dable pensar que el ejército de 1810 se fue diluyendo paulatinamente a lo largo de la Reconquista.
A mayor abundamiento, podemos señalar que en 1811, José Miguel Carrera envió mil soldados a Buenos Aires para ayudar a la naciente república Argentina a enfrentar la invasión inglesa del Río de la Plata. De esos mil hombres, trescientos eran veteranos, los otros setecientos fueron reclutados para este efecto. Más tarde regresarían a Chile con el Ejército de los Andes y se incorporarían a distintas unidades para servir, por consiguiente, bajo mandos distintos, chilenos o argentinos.
Finalmente, y luego de la victoria de Chacabuco (12/2/1817), las unidades militares sufrirán nuevas reorganizaciones y mutaciones, cortando de este modo los últimos vestigios que las unían a las antiguas designaciones peninsulares e identificándose, esta vez, con el ejército que cruzó la cordillera.
tomado de un artículo del Brig. Gabriel Alliende Figueroa