EL CAMBIO DE EUGLENA MUTABILIS, TURBERAS DE HOYO MAYOR
En Biodiversidad virtual y también en Instagram como @proyectoagua.
Hoy, para cambiar, Euglena mutabilis no cambia. Su forma de gusanillo verde no muta mientras serpentea suavemente entre las algas y las aguas frías de una turbera.
A pesar de poseer flagelos, que con frecuencia pierde, Euglena mutabilis, se desliza reptando por las aguas en que habita, rara vez nada, prefiere desplazarse lentamente, dibujando sus ondas suaves y estirando su verde cuerpo, como si se desperazase en cada movimiento.
En su interior, los cloroplastos, siempre numerosos -de 10 a 100- y en forma de disco, fluyen dentro de su cuerpo líquido imitando a ese deslizarse suave de Euglena en el agua. Y precisamente, estos cloroplastos que pintan de lunares el cuerpo de Euglena tienen algo muy especial: están rodeados por tres membranas, a diferencia de lo que ocurre con los de las plantas y las algas verdes que solo presentan una doble membrana. Este hecho singular parece poner en evidencia que los cloroplastos de Euglena evolucionaron a partir de alguna otra alga verde eucariota y, por lo tanto, que las similitudes entre Euglenas y plantas no tendrían origen en un parentesco más o menos cercano, sino en una relación de endosimbiosis secundaria.
Hay otra particularidad muy especial que tiene que ver con esta Euglena y es que Euglena mutabilis fue uno de los primeros organismos microscópicos que se descubrió en un ambiente que se suponía inhabitable: los desechos ácidos de la mina de Berkeley Pit en Butte, Montana, en los que el pH del agua ronda entre 2.5 y 3, el suficiente para destruir prácticamente cualquier forma viviente y en el que Euglena mutabilis nada como si nada pasase.
Euglena es sin duda el género más conocido y estudiado del phylum Euglenozoa, phylum constituido por organismos flagelados unicelulares, fotosintéticos o hereterótrofos, generalmente revestidos por una película transparente casi siempre estriada y con frecuencia muy plástica. En él se incluyen organismos de morfología muy variada representados en 44 géneros y más de 800 especies, algunas de aspecto tan cambiante como Euglena mutabilis.
En este continuo cambio al desplazarse, Euglena mutabilis muestra su múltiple faz de quimera, alga como cualquier alga, sí, pero también culebrilla de agua, pintada de motas verdes con un ojo de rubí, ese ojo brillante (estigma), es un diminuto órgano compuesto por gránulos de pigmentos que detectan la de luz y que hacen posible que Euglena navegue siempre hacia ella que le da la vida.
A Euglena mutabilis le gustan las zonas de fondos poco profundos a los que llega la luz del Sol y masas de agua de casi cualquier característica, porque de la misma manera que cambia de forma, Euglena mutabilis es capaz de adaptarse a cualquier tipo de ambiente.
La imágenes, tomadas en vivo el 6 de agosto de 2020 a 400 aumentos con la técnica de contraste de interferencia, proceden de una muestra de agua recogida el día 22 de julio entre los esfagnos de las turberas de Hoyo Mayor con Davida Gangutia en la riojana sierra de Cebollera.
EL CAMBIO DE EUGLENA MUTABILIS, TURBERAS DE HOYO MAYOR
En Biodiversidad virtual y también en Instagram como @proyectoagua.
Hoy, para cambiar, Euglena mutabilis no cambia. Su forma de gusanillo verde no muta mientras serpentea suavemente entre las algas y las aguas frías de una turbera.
A pesar de poseer flagelos, que con frecuencia pierde, Euglena mutabilis, se desliza reptando por las aguas en que habita, rara vez nada, prefiere desplazarse lentamente, dibujando sus ondas suaves y estirando su verde cuerpo, como si se desperazase en cada movimiento.
En su interior, los cloroplastos, siempre numerosos -de 10 a 100- y en forma de disco, fluyen dentro de su cuerpo líquido imitando a ese deslizarse suave de Euglena en el agua. Y precisamente, estos cloroplastos que pintan de lunares el cuerpo de Euglena tienen algo muy especial: están rodeados por tres membranas, a diferencia de lo que ocurre con los de las plantas y las algas verdes que solo presentan una doble membrana. Este hecho singular parece poner en evidencia que los cloroplastos de Euglena evolucionaron a partir de alguna otra alga verde eucariota y, por lo tanto, que las similitudes entre Euglenas y plantas no tendrían origen en un parentesco más o menos cercano, sino en una relación de endosimbiosis secundaria.
Hay otra particularidad muy especial que tiene que ver con esta Euglena y es que Euglena mutabilis fue uno de los primeros organismos microscópicos que se descubrió en un ambiente que se suponía inhabitable: los desechos ácidos de la mina de Berkeley Pit en Butte, Montana, en los que el pH del agua ronda entre 2.5 y 3, el suficiente para destruir prácticamente cualquier forma viviente y en el que Euglena mutabilis nada como si nada pasase.
Euglena es sin duda el género más conocido y estudiado del phylum Euglenozoa, phylum constituido por organismos flagelados unicelulares, fotosintéticos o hereterótrofos, generalmente revestidos por una película transparente casi siempre estriada y con frecuencia muy plástica. En él se incluyen organismos de morfología muy variada representados en 44 géneros y más de 800 especies, algunas de aspecto tan cambiante como Euglena mutabilis.
En este continuo cambio al desplazarse, Euglena mutabilis muestra su múltiple faz de quimera, alga como cualquier alga, sí, pero también culebrilla de agua, pintada de motas verdes con un ojo de rubí, ese ojo brillante (estigma), es un diminuto órgano compuesto por gránulos de pigmentos que detectan la de luz y que hacen posible que Euglena navegue siempre hacia ella que le da la vida.
A Euglena mutabilis le gustan las zonas de fondos poco profundos a los que llega la luz del Sol y masas de agua de casi cualquier característica, porque de la misma manera que cambia de forma, Euglena mutabilis es capaz de adaptarse a cualquier tipo de ambiente.
La imágenes, tomadas en vivo el 6 de agosto de 2020 a 400 aumentos con la técnica de contraste de interferencia, proceden de una muestra de agua recogida el día 22 de julio entre los esfagnos de las turberas de Hoyo Mayor con Davida Gangutia en la riojana sierra de Cebollera.