LEYENDAS: DE ALBANIA A GALICIA, PASANDO POR RUMANIA.
La base de esta obra es una leyenda conservada en varios puntos de Europa y, en este caso, materializada en Albania. Sobre el río Ujana e Keqe ("Aguas malas") había ya distintos puentes de madera, frágiles, pero el que se iba a construir sería de piedra, una obra perdurable. Y las obras se iniciaron, pero, vez tras vez, los trabajos se derrumbaban, sin que nadie supiera cómo evitarlo.
Alguien cuenta entonces una historia similar acaecida en otro lugar: allí, era un castillo el que se levantaba, pero cuanto se edificaba en el día, se venía abajo de noche. Un viejo sabio explicó el porqué: los muros necesitaban un sacrificio para sostenerse, un sacrificio concretado en un emparedamiento.
Esta historia que el sabio cuenta coincide con la leyenda rumana del Maestre Manole y el monasterio de Arges, conservada en una bella balada. El rey que lo encargó estaba ya enfadado y amenazaba a los operarios. Un día Manole cuenta el sueño que había tenido:
"¿Sabéis qué he soñado / cuando me he acostado? / Un cuchicheo de lo alto /claramente me ha dicho / que cuanto trabajemos / de noche se derrumbará / hasta que decidamos / emparedar en el muro / la primera mujercita / o la primera hermanita / que se mostrará / mañana, al alborear, / trayendo la comida / al marido o hermano".
El tiempo va produciendo variaciones: en Alemania se enterraba un ataúd vacío en los cimientos; en Dinamarca, un cordero vivo bajo el altar mayor o un caballo, también vivo, al inaugurar un cementerio; en Grecia matan un ave o un cordero sobre la primera piedra; en Rumania toman sobre una rama la estatura de la primera persona que pasa y esa rama se pone en los cimientos,...(*)
El "mapa" de estas costumbres abarca países-cuna o invadidos por diversos pueblos germánicos, sobre todo godos. Pensé por ello que, quizás, hubiera en Galicia alguna reminiscencia de ella. Al final, la encontré en Bouza-Brey, que narra lo que contó a un investigador, Eugeniusz Frankowski, un maestro de obras de Santa Eugenia de Ribeira, no lejos de La Puebla del Caramiñal:
"Un día, cuando estaba ocupado en su trabajo, se acercó la joven esposa del dueño del edificio, y pidiéndole guardar el secreto delante de su marido, le suplicó que hiciera el favor de recibir un pollito y un pañuelo para que, cuando nadie lo viera, matara al pollo y con la sangre de éste humedeciera el pañuelo y le pusiera bajo los cimientos. Tendía eso, según ella, a asegurar la dicha de los habitantes"
OBRAS CITADAS: KADARÉ, Ismail. "El puente de los tres arcos", Libertarias, Madrid, 1989.
(*) CORTÉS, Luis L. "Antología de la poesía popular rumana", CSIC-Univ. de Salamanca, 1955, pp. 221-231 (versión bilingüe)
BOUZA-BREY, Fermín. "Etnografía y folklore de Galicia (1)", Xerais, Vigo, 1982, p. 112. (Esta obra recoge una selección de artículos de este etnógrafo e historiador (1901-1973), realizada por su hijo José Luis Bouza Álvarez)
Ni que decir tiene lo que agradecería a quien conociera alguna similar que la contara.
LEYENDAS: DE ALBANIA A GALICIA, PASANDO POR RUMANIA.
La base de esta obra es una leyenda conservada en varios puntos de Europa y, en este caso, materializada en Albania. Sobre el río Ujana e Keqe ("Aguas malas") había ya distintos puentes de madera, frágiles, pero el que se iba a construir sería de piedra, una obra perdurable. Y las obras se iniciaron, pero, vez tras vez, los trabajos se derrumbaban, sin que nadie supiera cómo evitarlo.
Alguien cuenta entonces una historia similar acaecida en otro lugar: allí, era un castillo el que se levantaba, pero cuanto se edificaba en el día, se venía abajo de noche. Un viejo sabio explicó el porqué: los muros necesitaban un sacrificio para sostenerse, un sacrificio concretado en un emparedamiento.
Esta historia que el sabio cuenta coincide con la leyenda rumana del Maestre Manole y el monasterio de Arges, conservada en una bella balada. El rey que lo encargó estaba ya enfadado y amenazaba a los operarios. Un día Manole cuenta el sueño que había tenido:
"¿Sabéis qué he soñado / cuando me he acostado? / Un cuchicheo de lo alto /claramente me ha dicho / que cuanto trabajemos / de noche se derrumbará / hasta que decidamos / emparedar en el muro / la primera mujercita / o la primera hermanita / que se mostrará / mañana, al alborear, / trayendo la comida / al marido o hermano".
El tiempo va produciendo variaciones: en Alemania se enterraba un ataúd vacío en los cimientos; en Dinamarca, un cordero vivo bajo el altar mayor o un caballo, también vivo, al inaugurar un cementerio; en Grecia matan un ave o un cordero sobre la primera piedra; en Rumania toman sobre una rama la estatura de la primera persona que pasa y esa rama se pone en los cimientos,...(*)
El "mapa" de estas costumbres abarca países-cuna o invadidos por diversos pueblos germánicos, sobre todo godos. Pensé por ello que, quizás, hubiera en Galicia alguna reminiscencia de ella. Al final, la encontré en Bouza-Brey, que narra lo que contó a un investigador, Eugeniusz Frankowski, un maestro de obras de Santa Eugenia de Ribeira, no lejos de La Puebla del Caramiñal:
"Un día, cuando estaba ocupado en su trabajo, se acercó la joven esposa del dueño del edificio, y pidiéndole guardar el secreto delante de su marido, le suplicó que hiciera el favor de recibir un pollito y un pañuelo para que, cuando nadie lo viera, matara al pollo y con la sangre de éste humedeciera el pañuelo y le pusiera bajo los cimientos. Tendía eso, según ella, a asegurar la dicha de los habitantes"
OBRAS CITADAS: KADARÉ, Ismail. "El puente de los tres arcos", Libertarias, Madrid, 1989.
(*) CORTÉS, Luis L. "Antología de la poesía popular rumana", CSIC-Univ. de Salamanca, 1955, pp. 221-231 (versión bilingüe)
BOUZA-BREY, Fermín. "Etnografía y folklore de Galicia (1)", Xerais, Vigo, 1982, p. 112. (Esta obra recoge una selección de artículos de este etnógrafo e historiador (1901-1973), realizada por su hijo José Luis Bouza Álvarez)
Ni que decir tiene lo que agradecería a quien conociera alguna similar que la contara.